LA PERCEPCIÓN DE GÉNERO:

LA PERCEPCIÓN DE GÉNERO EN LOS NIÑOS y NIÑAS DE ESCUELAS PRIMARIAS PÚBLICAS DE CD. OBREGÓN, SONORA.

Ernesto Alonso Carlos Martínez

Instituto Tecnológico Superior de Cajeme (ITESCA)

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Resumen

En este estudio, a partir de las imágenes y lenguajes contenidos en un libro de texto seleccionado, se analizó la percepción que tienen los estudiantes de las escuelas primarias públicas de Cd. Obregón, acerca de los roles sociales masculino y femenino. Para ello, se empleó el género como una herramienta metodológica-conceptual, útil para detectar mediaciones simbólico-culturales que constituyen estereotipos relacionales sobre el ser y actuar del hombre y la mujer en un contexto determinado. En una cultura tradicionalmente patriarcal (Scott, 1996), las estructuras sociales del género, son opresivas y discriminatorias para la mujer. Se encontró que en la percepción de género en los estudiantes de primaria, sin importar el sexo, permea una ideología masculina dominante la cual es reforzada por los libros de texto. También se manifestó en el imaginario de los niños y niñas, una incipiente pero importante desmitificación del género.

INTRODUCCIÓN

El concepto de género, allende su origen y empleo por las grandes corrientes teóricas del feminismo (Lamas, 1986), en las últimas décadas, ha devenido valiosa categoría de análisis para reconstruir y construir los símbolos culturales y sociales que erigen importantes ejes identitarios de lo que universalmente han sido considerados como prototipos de «comportamientos femeninos y masculinos» (Thiznau, 2002). La elaboración teórica sobre este constructo, no sólo ha hecho posible señalar que muchas de las diferencias atribuidas a los sexos son meras construcciones sociales, sin una base real biológica, sino también, la necesidad de reinterpretar las relaciones entre lo genético y lo adquirido, lo innato y lo aprendido, lo biológico y lo social (Cervantes, 1994).

A partir de lo anterior, se han hecho profundas y lúcidas criticas a aquellas estructuras y prácticas sociales que de manera conspicua o sutil, representan formas de opresión y discriminación para las mujeres en función únicamente de la simbolización cultural que se hace sobre la base de sus «cuerpos sexuados» (De Beauvoir, 1981). Estas identidades, no son fijas ni únicas sino más bien presentan un dinamismo que responde a la manera en que la cultura, conforme a sus valores, norma y sanciona a los comportamientos humanos, articulándolos con las múltiples posiciones jerárquicas que los sexos ocupan en sus relaciones dentro de un sistema total predominantemente masculino (Maier, 1999). Este sistema de género, organiza las relaciones sociales cristalizándolas  en diversas instancias de dominación masculina tales como: estructuras de parentesco, sistemas jurídico-políticos, división social del trabajo y los sistemas educativos, entre otros (De Barbieri, 1996).

En el contexto anterior, la escuela ha sido tradicionalmente reproductora, en sus currículos formal e informal, de los estereotipos sociales de los roles ´´femenino´´ y ´´masculino´´. El currículo formal se manifiesta en los contenidos de enseñanza así como en el conjunto de valores y criterios especificados por lo(a)s maestro(a)s y experimentados por los estudiantes como metas y expectativas que la sociedad les asigna. El currículo informal se da mediante la socialización del género entre los grupos mixtos de alumnos y alumnas (Arenas, 1996).

En la actualidad existe entre los países del mundo, un amplio consenso en el sentido que las instituciones educativas, en sus distintos niveles, deben incorporar a su currículo, contenidos concernientes a las relaciones de equidad e igualdad de género. (Hulton y Furlong, 2001). De manera especial, los libros de texto son propuestos para ser modificados, de acuerdo a esta nueva visión, tanto en el lenguaje empleado como en sus imágenes con un trato más equitativo para ambos sexos. Reconocidos especialistas (Sacristán, 2001; Driver, 1997; Rassekh, 1990), coinciden en señalar que los aprendizajes adquiridos durante la educación básica son fundamentales en la adquisición permanente de actividades, valores y conocimientos. Vista así, la educación básica se convierte en un poderoso instrumento mediático de socialización y endoculturación del género.

  OBJETIVO

Desde la perspectiva anterior, cobra importancia por su trascendencia, estudiar a partir de los mismos libros de texto, la percepción de género que tienen los niños y niñas de las escuelas públicas del nivel básico escolar, a fin de conocer hasta qué punto, los patrones socio-culturales predominantemente masculinos, siguen permeando su concepción de los comportamientos de ambos sexos.

MÉTODO

En este estudio se trabajó con un diseño no experimental transversal de tipo descriptivo y correlacional.

Población. Estuvo constituida por los alumno(a)s, pertenecientes a las escuelas primarias públicas de Cd. Obregón.

Instrumento de medición. Se elaboró un cuestionario con 29 reactivos cerrados, en escala nominal; éstos, se respondían mediante tres opciones excluyentes entre sí (sólo podía seleccionarse una de ellas) y, comunes a todos ellos. Estas opciones eran: ´´hombre´´, ´´mujer´´  y  ´´ambos´´. A su vez, cada reactivo consistió en una variable categórica que representaba un prototipo cultural de los ´´comportamientos femenino y masculino´´  Las variables nominales se clasificaron en 5 categorías según se refirieran a estereotipos: ´´psico-afectivos´´, ´´relacionales´´, ´´de trabajo´´, ´´físicos´´ o ´´morales´´.

Una vez elaborado el cuestionario, se aplicó una prueba piloto a una pequeña muestra de 20 niños y niñas pertenecientes a varias escuelas primarias públicas de Cd. Obregón, con el fin de analizar la comprensión y el funcionamiento adecuado de los reactivos. Se encontró que las categorías empleadas en el cuestionario, fueron perfectamente comprensibles para los estudiantes y las respuestas dadas por ellos, mostraron gran consistencia.

Procedimiento. La realización de la presente investigación se desarrolló en las siguientes etapas:

Muestra: se seleccionó una muestra no probabilística intencional de 107 estudiantes del sexto grado de primaria correspondientes a siete escuelas públicas de Cd. Obregón. 67 estudiantes de la muestra fueron niñas y los otros 40, niños. Se eligió a estudiantes de sexto año de primaria debido a que han desarrollado una mejor percepción del género, tanto por su edad como por haber cursado todos los grados anteriores.

Recolección de datos: alumnos universitarios del quinto y séptimo semestre del ITESCA, aplicaron encuestas a la muestra de niños y niñas seleccionados. Para ello, se eligieron varias imágenes del libro de Historia del sexto grado, representativa cada una de ellas de las cinco categorías de prototipos culturales ´´femenino´´ y ´´masculino´´ descritas anteriormente. Con base en la observación de estas imágenes, se les pidió a los estudiantes que asociaran los estereotipos de cada categoría, a cualquiera de las opciones ´´hombre´´, ´´mujer´´ o ´´ambos´´ que consideraran fuera más conveniente.

Análisis de Datos: el análisis de los datos fue realizado con el paquete estadístico SPSS versión 8.0. Se elaboraron estadísticas descriptivas acerca de las respuestas obtenidas, así como tablas de contingencia para probar hipótesis acerca de las relaciones entre el sexo y la percepción del género. La categoría ´´sexo´´ se subdividió en ´´niños´´ y ´´niñas´´, mientras que la categoría ´´percepción de género´´ fue subdividida en las dimensiones: ´´hombre´´, ´´mujer´´ y ´´ambos´´. Cabe mencionar que debido a que un considerable número de casillas presentaban insuficiencia de casos (menos de 5), se redujo el número de casillas a una matriz de 2X2 mediante la inclusión de dos casillas en una; así por ejemplo, en ocasiones las frecuencias correspondientes a las opciones ´´hombre´´  y  ´´ambos´´  se aglutinaron en una sola casilla llamada ´´hombre y ambos´´, en otras fueron ´´mujer y ambos´´  así como ´´hombre y mujer´´. Lo anterior, se hizo con la finalidad de que el estadístico de prueba χ2, resultara más confiable al reflejar el alejamiento real entre la frecuencia observada y la frecuencia esperada.

RESULTADOS

Los estereotipos masculinos pertenecientes a la categoría psico-afectiva, tales como ´´coraje´´, ´´desconfianza´´, ´´rebeldía´´, ´´valentía´´, ´´orgullo´´ y ´´agresividad´´, fueron atribuidos al hombre por más de un 70% de los niños y niñas; mientras que los prototipos femeninos ´´sentimental´´, ´´tranquilidad´´ y ´´comprensión´´ obtuvieron más del 60% de referencias a la mujer. Los prototipos ´´coraje´´, ´´comprensión´´, ´´sentimental´´ y ´´tranquilidad´´ fueron atribuidos tanto al hombre como a la mujer entre el 20% y 30% del total de la muestra (cuadro 1).

Los estereotipos ´´jefe´´ y ´´superior´´ son descritos como ´´atributos masculinos´´ por casi 70% de los niños y niñas. El estereotipo ´´desiguales´´ fue referido tanto al hombre «obediencia» por el 59% del grupo encuestado. El termino ´´inferior´´ fue mayormente asociado con la mujer por ambos grupos de niños y niñas (cuadro 2).

Casi el 90% del total de los niños y  las niñas, consideraron que el ´´ejército´´  es una actividad exclusivamente masculina, mientras que las actividades ´´hogar´´, ´´cuidado de hijos´´ y ´´cocinar´´ fueron referidas por la mayoría de la muestra como ´´típicamente femeninas´´ . En cambio, la actividad ´´política´´, es percibida por la mitad de los estudiantes, como una actividad que compete a ambos sexos (cuadro 3).

Los estereotipos físicos ´´resistencia´´ y ´´fuerza´´, son asociados a los hombres por tres cuartas partes de las muestras; en contraparte, el estereotipo ´´debilidad´´, es considerado como algo ´´propio de las mujeres´´. El 20% y el 13% de la muestra, consideró que las variables categóricas ´´resistencia´´ y ´´debilidad´´, son atributos compartidos igualmente por hombres y mujeres (cuadro 4).

Dentro de los estereotipos clasificados como categorías morales, las variables ´´venganza´´ y ´´violencia´´ sobresalen como características ´´típicas del hombre´´ con 74 y 89% del total de las frecuencias, respectivamente. Los estereotipos ´´fidelidad´´, ´´bondad´´ y ´´perdón´´, recibieron más del 50% de las atribuciones totales como características ´´exclusivamente femeninas´´. El estatus social ´´religiosidad´´, es identificado por el total de la muestra como un atributo compartido de manera igual por hombres y mujeres. Por otra parte, los estereotipos ´´bondad´´, ´´perdón´´  y ´´fidelidad´´, fueron ubicados por una porción importante de la muestra (entre el 30 y 40%), como atributos que convienen a ambos sexos (cuadro 5).

Respecto a las pruebas de chi cuadrada para probar si las variables ´´sexo´´ y ´´percepción de género´´ están relacionadas, se encontró de manera consistente, que las ´´p´´ calculadas para cada uno de los estereotipos correspondientes a las cinco categorías,  fueron mayores que el nivel de significancia de 0.025 (prueba de dos colas), por lo que no resultaron ser estadísticamente significativas. Esto nos lleva a señalar que la evidencia empírica recogida en este trabajo, no apoya la existencia de relación alguna entre el sexo y la percepción de género (cuadros 6, 7, 8, 9 y 10).

En el análisis del texto de historia del sexto grado de primaria, atendiendo a un criterio meramente cuantitativo en cuanto a los prototipos culturales de lo ´´femenino y lo masculino´´, se encontró que de un total de 133 imágenes, 127 se refieren al hombre, y solo seis a la mujer (95% masculinas y 5% femeninas). De manera similar, de un total de 96 textos, 94 se refieren al hombre y, dos a la mujer (98% masculinos  y sólo 2% femeninos).

Así pues,  Tanto en los textos como en las imágenes, las referencias a la mujer se hacen en forma muy marginal. Ante esta evidencia, podría argumentarse que los datos expuestos, no son significativos debido a que se trata de un libro de la historia de México y evidentemente el papel de los hombres en ella, ha sido determinante en las transformaciones que ha sufrido el país; sin embargo, esto mismo es una muestra, del papel reproductor de los roles masculinos y femenino impuestos por el género que en este caso, está jugando la escuela.

Respecto a los estereotipos socioculturales, la masculinidad de los personajes aparece en los dibujos a través de sus vestimentas, las actividades que realizan y sus aspectos físicos. La mayoría de las figuras, aparecen vestidas con trajes militares y grandes sombreros, mientras que corren en caballo las calles de la ciudad, o bien atraviesan a galopeo el campo. Sobreabundan los dibujos que muestran a los hombres en feroces combates militares. Llama la atención que los personajes muestran una mirada firme con posturas altivas y no faltan en ellos los enormes bigotes que junto con el sombrero hacen sobresalir los gestos temerarios y retadores. El fusil o la pistola es parte de la indumentaria.

Resulta muy aleccionador comprobar que los rasgos descritos en el párrafo anterior, coinciden plenamente con la imagen típica del ´´macho´´ mexicano: agresivo y siempre resuelto a enfrentarse en combates mortales si las honras de la mujer y la patria van de por medio, es bragado y porfiado para la lucha (en la p. 47, aparece un lancero mexicano derribando a un oficial francés). En lo referente a la relación entre el hombre y la mujer, la p. 23 nos muestra una foto en donde una mujer camina detrás de su pareja con actitud sumisa. El hombre sigue manteniendo en esta foto un claro dominio sobre la mujer.

En lo que a los textos se refiere, es obvio que estos, omiten a los modelos femeninos de los procesos históricos del país, y sólo los mencionan en relación con las figuras masculinas. Por ejemplo, la corregidora de Querétaro, Doña Josefa Ortiz, se le describe como quién da la voz de alerta a los insurgentes de que sus planes de insurrección habían sido descubiertos. Todos los genéricos o plurales que aparecen en los textos, sin excepción son masculinos, por ejemplo: en la p. 50 se habla de ´´los artistas y los estudiosos que se empeñaron en crear una cultura nacional´´, como si las mujeres en nada hubieran contribuido a este hecho, la p. 74 se refiere a ´´las libertades y los derechos de los ciudadanos´´ en donde, resulta  claro que las mujeres son marginadas de dichas libertades y derechos. La p. 94, refiriéndose a la expropiación petrolera, nos dice que ésta ´´se vio respaldada por los mexicanos´´, aquí nuevamente las mujeres han sido excluidas de tan importante acontecimiento histórico.

Igualmente notorio en los textos, en que el único personaje femenino histórico mencionado en los textos, aparezca con su apellido materno reemplazado por el de su esposo en un de previo al mismo como es el caso de Josefa Ortiz de Domínguez . Así, mientras el hombre se identifica desde el principio con un nombre y un apellido que no cambiarán durante el transcurso de su vida, la mujer, por el contrario, al cambiar el apellido materno por el de su esposo, pasa a un segundo plano como si fuera propiedad de su esposo. El empleo de este lenguaje en los textos, sigue reflejando la cultura masculina dominante.

 

En la lengua mexicana, los plurales pueden  expresarse en masculino o en femenino. En todos los textos invariablemente, cuando el plural abarca tanto a sujetos masculinos como a femeninos, se utiliza el plural masculino, por ejemplo la p. 19 refiriéndose a los habitantes masculinos y femeninos de la Nueva España, los menciona como «los españoles y los hispanoamericanos», la p. 36 llama ´´los mexicanos´´ como una forma de referirse a todos los habitantes del país. Solamente un texto de la p. 84 que se refiere a la nueva participación femenina en la vida pública del país, utiliza el plural ´´las mujeres´´ ya que evidentemente abarca sólo a las mujeres.

 

CONCLUSIONES

La evidencia empírica aportada en este estudio, muestra que la percepción de género en los estudiantes del nivel básico escolar, independientemente del sexo, está permeada por estereotipos socioculturales de lo ´´femenino´´ y lo ´´masculino´´, en donde el estatus social asignado por el imaginario colectivo a la mujer (Harris, 1986; Serret, 1992), está claramente en situación de vulnerabilidad respecto al del hombre. Esto explica la sorprendente homogeneidad con que las niñas al igual que los niños atribuyen de manera exclusiva a la mujer, estereotipos como ´´inferioridad´´, ´´cuidado de hijos´´, ´´cocinar´´ y ´´fidelidad´´, entre otros; mientras que ´´valentía´´, ´´superior´´ y ´´jefe´´, son percibidos como exclusivos del hombre, por ambos sexos.

Esta interiorización del género, por parte de ambos sexos, es creada y recreada por la mediatización del sistema educativo (Arenas, 2000). Los actuales textos del nivel básico escolar, aunque presentan pequeños avances, versus las ediciones anteriores, respecto al manejo indiscriminado del género, todavía se observa en la mayoría de sus contenidos el uso de lenguajes e imágenes predominantes masculinas. A partir de esta evidencia se hace necesario una revisión crítica de los textos que considere condiciones de equidad  e igualdad de género en sus contenidos (Bonino, 2002).

La uniformidad con la que los estudiantes de primaria, interpretan y valoran las diferencias sexuales así como los comportamientos ligados a ellas, es atribuible a la acción coercitiva que las estructuras sociales del género ejercen sobre ambos sexos. De esta manera, lo que culturalmente son considerados como comportamientos ´´connaturales´´ al hombre y a la mujer, en realidad no representan sino ideologías dominantes de opresión y marginación para las mujeres, sin otro fundamento que el hecho de ser mujeres (Lamas, 1996). Llamar la atención sobre lo anterior es importante ya que históricamente ha representado para la mujer mexicana, mucho menos  oportunidades respecto al hombre, en igualdad de circunstancias, de autodeterminarse y desarrollarse como ser humano en todas sus potencialidades (González, 1994).

Sin embargo, otro aspecto relevante que esta investigación ha puesto de manifiesto, es la incipiente pero importante desmitificación del género que ha empezado a ocurrir (Massolo, 1995) . En este sentido, llama la atención el hecho de que algunos estereotipos que de manera tradicional en nuestra idiosincrasia, han sido considerados como ´´exclusivos de la mujer´´, tales como: ´´sentimental´´, ´´fidelidad´´ y ´´bondad´´, entre otros, fueron percibidos por un porcentaje significativo de niños y niñas, como rasgos que convienen por igual a ambos sexos.

Finalmente, estos resultados obtenidos pudieran servir de orientación para todos los actores involucrados en la educación, en buscar desde sus campos respectivos, cambios sustanciales que incidan en un trato equitativo para los estudiantes de ambos sexos, y en promover su desarrollo personal y profesional en forma igualitaria, de forma tal que no solamente las mujeres tengan las mismas oportunidades de éxito que los hombres, sino que ellas sean valoradas del mismo modo. 

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Breve Reseña del Autor

Ernesto Alonso Carlos Martínez

Es Ingeniero Industrial con estudios de Filosofía. Es Maestro en Educación por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y Candidato a Doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de la Frontera Norte (COLEF). Miembro Fundador de la Red de Investigaciones Educativas en Sonora (REDIES) y Vocal de su actual Mesa Directiva. Es co-editor del IV Volumen de Investigaciones en Sonora. Actualmente se desempeña como Profesor-Investigador del Instituto Tecnológico Superior de Cajeme (ITESCA).

Direcciones electrónicas: ecarlos@itesca.edu.mx;  eralcama@hotmail.com

 

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